Oración de un ateo ante su hijo muerto.
Todo acabó... Ya no existes...
Nada ya tiene sentido...
¡Tú ya no estás!... ¡Ya partiste
para no volver jamás!...
¡Si al menos Dios existiera
para consolar mi duelo!...
¡Si en verdad hubiera un Cielo
donde volverlo a encontrar!...
Mas la aflicción me condena
a huir por la falsa puerta;
pues sólo una cosa es cierta:
ya no existes... ya no estás...
P. Jorge de Jesús
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